Jardim São Francisco, sector 8

  • Data: 1989
  • Nº de unidades306
  • ContextoNuevo desarollo
  • Promotor: Ayuntamiento Municipal de São Paulo y Secretaría Municipal de Vivienda
  • Arquiteto: Demetre Anastassakis, Dayse Góis, Pedro Cascon, Sônia Le Cocq, Christiane Ammon, Canagé Vilhena, Cristina Haas, Eduardo Koatz, Hugo Biagi Filho (paisagismo), Léa Anastassakis (socióloga), Carlos Fernandes, Fábio Doubs (estagiários).
  • Bibliografia:
  • Andrade, Carlos R. Monteiro de Andrade; Bonduki, Nabil; Roseto, Rossella (Ed.). Arquitetura & Habitação Social em São Paulo: 1989-1992. Departamento de Arquitetura e Planejamento, Escola de Engenharia de São Carlos, Universidade de São Paulo. São Carlos: 1993.
  • Anastassakis, D. et al. Jardim São Francisco. In: Arquitetura e Urbanismo, n. 30, p. 58-60, jun./jul. 1990.
  • Anastassakis, D. e Cascon, P. O São Francisco setor 8: 20 anos depois, na visão dos arquitetos. In: PMSP. Jardim São Francisco. Projeto Global de Urbanização. Série Novos Bairros de São Paulo. São Paulo, 2012. p. 46-47.
  • Andrade, M; Mendes, L; Godói, G; Celani, G. Uma Gramática da forma para análise de habitação de interesse social no Brasil: o caso do Conjunto Habitacional Jardim São Francisco. Universidade de São Paulo, São Paulo, 2012.
  • Romanelli, Giovana; Rosa, Marcos L.; Medrano, Leandro. Caderno de Habitação Coletiva / Collective Housing Booklets: Jardim São Francisco. FAUUSP. São Paulo: 2023.
  • Rosa, Marcos L. Redescribing the Project of the Ground. V!rus Journal, v. 24, p. 23-41, dez. 2022.

Nuevas estrategias proyectuales para una nueva política habitacional

En 1989, el arquitecto greco-iguazuano Demetre Anastassakis coordinó el proyecto del colectivo Co.opera.ativa, ganador del concurso para vivienda de interés social en Jardim São Francisco, en São Paulo. El sector 8 ocupaba una superficie de 103,720 m2 en la zona este de la ciudad, caracterizada por una zona urbana poco consolidada, con una baja densidad de ocupación, carente de infraestructura y servicios públicos. Fue construido por los residentes junto a Asesorías Técnicas, en el contexto del Programa de Construcción de Unidades Habitacionales en Mutuo Acuerdo y Autogestión.

La reestructuración de la política habitacional se convirtió en una prioridad del gobierno municipal de la alcaldesa Luiza Erundina, en respuesta a las demandas por viviendas y ciudades menos desiguales, planteadas por organizaciones de vecinos y movimientos sociales desde la década de 1970. Se caracterizó por una nueva postura en relación con la calidad del espacio urbano producido y fomentó el desarrollo de nuevas estrategias de proyecto. Producto de este contexto, esta experiencia presentó una hipótesis espacial alternativa. El concepto fundamental fue diseñar las viviendas basadas en la comprensión, experiencias e imaginarios de aquellos que serían beneficiarios de la política habitacional propuesta. El proyecto tomó como referencia tipologías tradicionales de la ciudad brasileña, incluyendo elementos conocidos como la calle, la manzana, el lote, la villa, además de materiales popularmente empleados como el ladrillo cerámico y considerando los conocimientos locales.

Variaciones espaciales a partir del módulo

El bloque cerámico autoportante, claramente destacado, fue especialmente desarrollado para el conjunto. Su suministro local o producción cooperativa sigue una lógica de autogestión de los recursos, buscando también reducir el impacto ambiental (producción, transporte). La elección también consideró su mantenimiento y reconoció las ampliaciones futuras por autoconstrucción, comunes en las construcciones en el país.

Derivadas de un embrión original, cinco tipologías siguen el criterio constructivo básico del módulo, con el fin de ofrecer viviendas adecuadas a las necesidades de diferentes familias y garantizar economía de escala. La modulación y la ausencia de plantas-tipo rompen con la monotonía, otorgando diversidad y complejidad a la construcción espacial del conjunto. Las variaciones volumétricas generadas tienen impacto en la implantación y altura, con un límite de tres plantas, delimitadas por techos inclinados.

Su agrupamiento sigue un conjunto de reglas, generando variaciones volumétricas en la implantación y altura y determinando el espacio colectivo «entre» las casas. El término se define como una unidad colectiva de espacio no-estanco, que conecta y relaciona las casas, los patios y la calle, en correspondencia con la vida cotidiana, el espacio doméstico y la expresión colectiva de los residentes.

Una «manzana urbana» porosa

La topografía del terreno, mínimamente alterada, acoge una composición diversa de situaciones urbanas. Cada arreglo de casas forma una villa con patio interno que puede ser utilizado en conjunto por los habitantes, con losas, patios, balcones y terrazas. Agrupadas, conjuntos de casas de diferentes tipologías conforman una estructura perimetral a la manzana, un tipo de «manzana urbana» porosa, con accesos visuales y físicos, distinta de las tipologías históricamente asimiladas. Desde la calle, caminos de peatones se inician en los pórticos y atraviesan las manzanas, conectando patios y conjuntos de casas en su núcleo, articulando el conjunto con la calle, lo doméstico, lo colectivo y lo público. La propuesta posibilitó la integración del conjunto a la ciudad que se consolidó posteriormente a su alrededor.

Los elementos de interface entre lo doméstico y lo colectivo incluyen accesos físicos y visuales como pórticos, escaleras, rampas, portones, puertas y ventanas, permitiendo distintos niveles de transparencia. Porches, nichos y retranqueos, proyecciones de losa, balcones, espacios bajo escaleras y entre pilares, originales y extensiones, generaron vitalidad al contribuir al carácter del lugar.

La relación entre las unidades de habitación, la calle y los caminos de peatones en el núcleo de la manzana determinan una interface en el nivel térreo que permite transiciones espaciales graduales. Funciona como un límite poroso, una alternativa tipológica a los cercamientos del típico enclave urbano. La arquitectura de este espacio es capaz de definir un campo de acción con precisión, en el cual los límites de lo colectivo y las formas de apropiación no equivalen al azar.

Texto: Marcos L. Rosa, Giovanna Romanelli, Leandro S. Medrano