Centro de Vivienda

  • Nombre: Centro de Vivienda
  • Ubicación: Guayaquil
  • Fecha: 1958
  • Nº de Viviendas: 110
  • Contexto: Centro histórico
  • Promotor: Caja del Seguro
  • Arquitecto: Alamiro González
  • Bibliografía:
    Martín Blas, Sergio; Rodríguez Martín, Isabel (Ed.). Arquitecturas Vis. Vivienda de inter´res social en seis ciudades iberoamericanas. Ricardo Sánchez Lampreave / FAU USP. Madrid: 2018.

Intercambios y relaciones a través de las escalas

El proyecto consiste en cuatro bloques independientes, dispuestos en bandas paralelas con orientación este-oeste, que rompen con los esquemas de división parcelaria e implantación edificatoria característicos de la manzana de la ciudad colonial. Los espacios libres entre los edificios aportan equilibrio al conjunto y permiten la apertura del interior de la manzana al espacio público de la calle. En esta implantación, pionera en cuanto a la influencia del urbanismo moderno, se evidencia la articulación entre la masa construida y el vacío del espacio colectivo. Los dos bloques de mayor altura y longitud se disponen alineados a las calles de mayor tránsito, los otros dos se ubican de forma perpendicular a las vías menos transitadas. la separación y diferenciación en altura entre las edificaciones produce una fragmentación del espacio exterior, enriqueciendo la secuencia de los vacíos.

La vivienda social debe ampliar el gradiente de espacios entre lo p´úblico y lo privado para articular estos ámbitos que generalmente se encuentran disociados

Los espacios entre bloques funcionan como jardines con una intensa actividad y un adecuado confort ambiental, diferenciándose del acceso al conjunto, a través de los vestíbulos porticados ubicados en las plantas bajas. Estos vestíbulos constituyen una interpretación moderna del soportal de la arquitectura colonial y generan permeabilidad a escala urbana, un valor que se aprecia también en el gradiente de espacios colectivos que transcurre desde estas entradas porticadas hasta las galerías o ‘calles en altura’ de acceso a las viviendas. Esta variedad de espacios ofrece una nueva escala de colectividad, generadora de intercambios y encuentros entre los vecinos.

Liberar y caracterizar el espacio para el disfrute colectivo

El conjunto redistribuye las densidades típicas de la manzana del centro histórico mediante el crecimiento de bloques aislados en altura que liberar mayor superficie de suelo. Esta propuesta de implantación produce una mayor densidad que las manzanas del entorno, y genera el espacio libre que necesita el colmatado sector de la ciudad en el que se inserta. Los bloques se retranquean respecto a la alineación de las manzanas contiguas, ampliando la acera y enfatizando la imagen urbana del edificio como frente continuo, que contrasta con la repetición de estrechas y eclécticas fachadas del vecindario. La superficie de suelo ocupado en la manzana es menor, y la altura de los bloques mayor que la de las edificaciones del entorno. Esta disposición brinda la oportunidad de cruzar (al menos visualmente) la manzana, integrando las viviendas vecinas con las actividades de recreo del espacio libre interior. El conjunto denota así una mayor complejidad funcional como base para la cohesión social, frente a la habitual separación de actividades. La incorporación de galerías semicubiertas de acceso a las unidades de vivienda favorece el efectivo y constante ‘diálogo visual’ con el espacio colectivo, aumentando, de esta forma, la percepción de seguridad.

La densificación y diversificación son mecanismos que permiten generar actividad durante todo el día y mejorar la percepción de seguridad urbana en la vivienda colectiva

Potencial productivo y social de los espacios colectivos

En el conjunto habitacional Centro de Vivienda, la mayor densidad de habitantes viene acompañada de una necesaria mezcla de funciones vinculada a la planta baja, donde se ubican comercios, talleres, espacios deportivos y juegos para niños. Allí aparece un interesante tipo de vivienda productivo con doble acceso: desde el espacio libre interior se entra a la vivienda, y desde la calle, al comercio. En las esquinas, los locales comerciales refuerzan su importancia al elevarse del suelo, y los peldaños que sirven de acceso son usados como gradas públicas, conformándose lugares de estancia que contribuyen a realzar el carácter residencial de las plantas bajas. La diversidad se extiende también al resto del programa residencial, con viviendas grandes para familias numerosas en los bloques más pequeños e interiores de manzana, y viviendas de menor superficie y estudios en los bloques alineados a la calle.

Los espacios de circulación, además de servir como conectores entre la ciudad y la vivienda, pueden albergar actividades que complementen el reducido espacio doméstico

Las diferentes formas de acceso al interior de las viviendas (por corredor, desde un vestíbulo o con acceso directo desde la calle) sitúan la experiencia del habitante entre la vivienda individual y la vivienda colectiva. Este es un hecho destacado, ya que se trata de un conjunto residencial que debía acoger a la población proveniente del campo tras el boom agroexportador del banano que se produjo en Guayaquil. La galería se convierte además en un espacio de extensión de la vivienda: los usuarios tienden a apropiarse de ella como si del terreno exterior de su casa rural se tratase.

Texto por: Juan Carlos Bamba, Teresa Pérez

  • © Fotografía por César Aguirre